Asimilación
La digestión comienza en la boca y nuestra habilidad de masticar el alimento de forma correcta influirá directamente en nuestra capacidad de asimilación. De modo que no interesa la cantidad del alimento sólido o líquido que ingerimos, sino que lo importante es asimilarlo completa y apropiadamente.
Debemos mantener la comida en la boca el tiempo suficiente para que pueda liberar la energía sutil que esta depositada en su interior. Esto significa que cuanto más mastiquemos el alimento, pasando de un estado sólido a un estado líquido por medio de esta acción mecánica del cuerpo, mejor será su asimilación. Los centros receptores en nuestra boca y luego en todo nuestro tracto digestivo se encargarán de transformar y aprovechar la energía liberada sin ningún esfuerzo especial, salvo el de ser conscientes al masticar el alimento lo suficiente.
Distracciones
No solo necesitaremos ser conscientes al masticar, sino también prestar atención al proceso mismo, sin caer en las distracciones del mundo moderno. Leer el diario, mirar la televisión (o peor, el noticiero!), charlar en la mesa, comer apurado o en una reunión de negocios nos distrae y no podremos enfocarnos en el proceso de asimilación.
Ser consciente de todo este proceso, en vez de echar comida al estómago como si fuera un tacho, realmente hace la diferencia. Nos ayudaremos también con una buena respiración para poder elevar la energía sutil al ser liberada y darle tiempo necesario a la masticación.
Nuestra relación con la comida
Olvidamos una de las grande artes dentro de la vida del ser humano, y no me refiero a la literatura, la música o la danza, sino a la estrecha relación con nuestro alimento y de que manera experimentamos el proceso que llamamos “comer”.
La selección de alimentos orgánicos y el modo de preparación tienen tanta importancia como cuán conscientemente preparado se este para comerla.
Una conexión Natural
Si somos capaces de sentir nuestra profunda conexión con la naturaleza, podremos recibir nuestra comida con placer, amor y gratitud. Nos daremos cuenta que no solo influye cuán preparados estemos para recibirla, sino también cual fue el estado mental de aquellas personas que sembraron, cosecharon y prepararon nuestra comida. No será lo mismo comer un plato con alimentos cosechados de forma orgánica por un granjero que entiende sobre los ciclos naturales y preparado por un cocinero que se preocupa por los modos de cocción y la preservación de enzimas, que si el alimento fue fertilizado con agrotóxicos, pesticidas, herbicidas y demás tóxicos sintéticos, cosechado por una maquinaria de la industria agrícola y preparado por un empleado que siente rencor hacia sus jefes por estar recibiendo una trata o un sueldo injusto. Habrá en los dos casos una energía muy diferente aunque se traten de los mismos tipos de alimentos.
Hecho en casa
Por estas razones es que prefiero ser mi propio cocinero y preparar las comidas en casa con alimentos que sembré y coseché de mi huerta orgánica. Agradezco siempre por el sustento que me da la madre tierra y lo disfruto con mucho amor, gratitud y alegría.
Todas las fuerzas de la naturaleza, nosotros, la tierra, el aire y la lluvia hemos energizado al alimento en un ciclo armónico. Ahora nos resta comenzar a recordar el arte olvidado, nuestra consciencia en el proceso de alimentación, para poder absorber y asimilar los nutrientes que nos ofrece nuestra naturaleza.
Tips:
- Masticar cada bocado entre 40 y 100 veces.
- Concentrarnos en la masticación y la energía sutil que es liberada en este acto. De esta manera, obtendremos un mayor beneficio.
- Hacer varias pausas y respiraciones profundas en las comidas para ayudar al proceso de asimilación.
- Tener pensamientos positivos durante la comida, enfocándonos en las fuerzas naturales que ayudaron a tener el sustento en nuestra mesa.