¿Estaré pecando si me como una patata? Muchas personas que se introducen en el mundo de la alimentación crudivegana se sienten culpables cuando recurren a alimentos cocinados. Sobre todo al principio cuando experimentan sus enormes beneficios como son el aumento de energía, claridad mental, pérdida de peso, bienestar… Y además leen, investigan, deboran libros y artículos, conocen casos de personas que se han curado enfermedades, blogueras que comparten una vida ideal rodeadas de mangos… y como yo dices…. Yeaaaaaaaaah, crudivegana porque me da la gana.
Entonces no puedes concebir cocinar un alimento, matar sus nutrientes, desnaturalizar los alimentos, generar deshechos en tu interior, leucositosis digestiva… Creedme amigos que os comprendo perfectamente, porque a mi me pasó igual. Ahora sin embargo, aunque mi alimentación es mayoritariamente crudivegana, no soy tan estricta como antes, escucho más a mi cuerpo, tengo en cuenta mi entorno, y me doy ciertos placeres como comerme un buen plato de berenjenas cocinadas cuando me apetece.
Muchas de las personas que están en mi programa de coaching, así como las que me escribís mensajes a través del blog y las redes sociales, me decís que queréis ser crudiveganas, y el mejor consejo que os puedo decir a todos es que hagáis una correcta transición y tengamos en cuenta nuestra situación individual para comenzar este cambio.
Y con todo esto no quiero decir que la alimentación viva no sea la más fisiológica, natural e ideal para el ser humano! Faltaría más! Qué vivan las frutas y las verduras! El universo de color y de energía que nos regalan sus propiedades, que nos alegran nuestras comidas y que nos hacen conectar desde el nivel más físico al más espiritual. Estoy convencida de que en un futuro, cada vez menos lejano, todos seremos crudiveganos (hasta rima y todo).
Lo que intento transmitiros es que hasta que lleguemos ahí tenemos que ir preparando a nuestro cuerpo tanto física como emocionalmente, por lo que es muy necesario ir poco a poco para no caer en remordimientos, culpas, antojos, ansiedades, y para que el proceso depurativo sea gradual. Hay que llevar un equilibrio entre nutrición y depuración corporal, ya que de nada nos sirve tomar un montón de nutrientes si no podemos absorberlos.
La parte emocional juega un papel muy importante en la alimentación. Por un lado hay que distinguir cuando nuestro cuerpo nos pide alimentos tóxicos por tener adicción a ellos, tales como harinas refinadas, azúcar, grasas saturadas, carne… En este caso si que debemos tener fuerza de voluntad y determinación, y recurrir a como yo los llamo «sustitutivos saludables«. Por ejemplo pan sin gluten (de trigo sarraceno, harina de garbanzo, de semillas, de arroz…), dulces sin azúcar hechos frutas, dátiles, frutos secos, cacao crudo… o cocinados como platos de legumbres, arroz, quinoa, legumbres, guisos de verduras, sopas, cremas… De esta modo, si hacemos un cambio gradual, no sentiremos que estamos limitados y poco a poco nuestro cuerpo nos irá pidiendo de manera natural más crudo.
Por otro lado también hay que tener en cuenta la situación personal de cada uno. Ójala todos pudieramos vivir en parísos tropicales sin estrés, bajo la sombra de un cocotero mientras la brisa marina nos da el rostro y respiramos el aroma del mar que se mezcla con el olor a piña de nuestro batido. Muchos tenéis familia y no podéis prepar dos comidas, no tenéis acceso a tanta cantidad de fruta o verdura, u os resulta muy útil recurrir a arroz o patatas para llevaros comida al trabajo.
Otro factor a considerar es nuestro entorno (volvemos a recalcar que muchos no vivimos en paraísos tropicales donde siempre hace una temperatura calurosa y hay gran cantidad de fruta variada). En verano es muy fácil llevar una alimentación mayoritariamente cruda, pero cuando llega el frío, nuestro cuerpo nos pide algo más caliente. En este caso es muy recomendable recurrir a sopas, caldos, cremas de verduras, o dar un poco de calor a alimentos crudos. Y es que, si no, nuestro cuerpo necesita gastar mucha energía en regular la temperatura. Ciertas verduras como la calabaza, berenjenas, alcachofas, judías verdes, guisantes, espárragos, coles de bruselas… son muy saludables aunque las cocinemos. Y por supuesto el resto que solemos comer crudas.
Por ello, considerando factores internos, nuestro estilo de vida, y entorno, tendremos que adecuar el porcentaje de crudo en nuestra dieta. Y de esta manera maximizar los beneficios, minimizando los riegos. Desde lo más natural y fisiológico que sería coger una fruta del árbol nosotros mismos y comerla en el mismo momento, hay muchas etapas, que debemos asumir como normales en la época y lugar que nos ha tocado vivir. Recurrir a ciertos alimentos (siempre naturales y sin tóxicos) pueden aportarnos más beneficios en nuestra calidad de vida que los nutrientes que estamos perdiendo por su «tratamiento».
Hablo por ejemplo de cualquier vegetal cocinado al vapor, cereales sin gluten, legumbres, o ciertos envasados siempre que sean ecológicos y sin aditivos (y bajos en sal, grasa, vinagre…), como por ejemplo el chucrut, leches vegetales, cremas o barritas de frutos secos o semillas…
Eso sí, que la base de vuestra alimentación siempre sean frutas y verduras crudas, intentando que siempre que comamos cocinado, delante tomemos un buen plato de ensalada, con mucha hoja verde. No es necesario llegar al 100%. Por eso lo más adecuado es ir primero eliminando alimentos tóxicos, introducir vegetales incluyendo pequeñas cantidades de cereales o legumbres, e ir aumentando la cantidad de crudo poco a poco. Y una dieta alta en carbohidratos y baja en grasa y proteínas.
Y fuera culpas y emociones negativas, que son muchos más tóxicas que cualquier efecto del cocinado! 🙂
11 Comentarios
Muchas gracias información muy interesante.
BSS
Fantástico este artículo, me a resuelto algunas preguntas. Eres genial Cris.
Genia Cris! muchas gracias por la nota, la compartí en mi grupo en face de Raw Till 4, me pareció muy motivadora para todos aquellos que recién comienzan o hace un rato que están en el camino hacia una alimentación más consciente y natural. Muchas gracias 🙂
hola cris ! tu como consumes la calabaza? es posible un jugo de calabaza sin tener que hervirla primero??,… y mi otra pregunta es ¿es muy necesario lavar antes de hervir? por que? pues la verdad es que siempre lo olvido 🙂 gracias . abrazos y luz para ti
HOla Tatiana!
en jugo es deliciosa, con jengibre, agua de coco, cardamomo…mmmm
todo lo que no sea eco, mejor lavarlo
besitos
Hola Cris! vas a estar muy orgullosa cuando veas que ya eche a andar mi pagina, ahora te sigo también por aca! besos!!
mi super coach!!!! ya te tengo fichada! orgullosísima estoy !!! nos vemmos a la vuelta de tu viaje, disfruta mucho!
besazo!
Perfecto Cris!!, Y si vamos por el camino, creo que avanzando poco a poco y considero que en un 60% crudo la mayor parte con frutas luego licuados de frutas y verduras, frutos secos y semillas activados todo eso como base y ya al final un poco cocinado como arroz, legumbres germinadas, verduras al vapor, gracias por tus tip´s siempre interesantes.
claro que si compañero, cada uno pone su %, cada uno traza su camino, sin prisa pero sin pausa!
un beso!
Hola Cris, yo estaba en una transición a ser crudivegana, a un 80 %, pero desde que estoy esperando bebe, tengo 3 meses de gestación, me es dificil, seguir con la misma dieta, mi organismo esta muy cambiante, como podria hacer para seguir con una dieta lo mas crudivegana posible sin tener mucha hambre de comidas cocinadas? muchas gracias
ahora es mejor que hagas una comida de transición con más cocinado y no tan depurativa, para que no entres en proceso de eliminaciónd e toxinas.. depende de cómo te hayas alimentado, tu estado de toxicidad… pero para asegurar mejor dejemos las toxinas guardaditas por un tiempo para que no vayan al bebé